Entrevista a Daniel Batlle, CMO y Cofundador de Alfred Smart

Daniel Batlle - Alfred Smart

Uno de los rasgos innatos que caracteriza a cualquier emprendedor es tener la imaginación de un soñador. Y Dani, sin duda, lo tiene. Nos cuenta que, desde pequeño, se dedicaba a montar sus propios ordenadores, que, más tarde, vendía a sus amigos del cole. También tenía una gran pasión por los coches y soñaba con tener su propia fábrica de automóviles. Sin él saberlo entonces, estas inquietudes fueron sentando, poco a poco, las bases para su futuro profesional. 

A lo largo de su trayectoria, Dani ha enfrentado momentos difíciles, desde la quiebra de la startup para la que trabajaba hasta la incertidumbre de emprender. Sin embargo, esas experiencias le han enseñado la importancia de aprender y adaptarse. En esta entrevista, Dani nos comparte su recorrido y los aprendizajes que ha acumulado en el camino, recordándonos que, con pasión y perseverancia, es posible convertir los sueños en realidades. 

1. ¡Hola, Dani! Para comenzar, ¿podrías contarnos un poco sobre el origen de Alfred Smart? ¿Cómo y cuándo comenzó esta aventura? 

Manu —cofundador y CEO de Alfred Smart— y yo íbamos a la misma universidad. Teníamos un amigo en común con quien, ocasionalmente, organizábamos cenas temáticas junto a otros amigos, a las que llamábamos «Sopar de senyors» (Cena de señores). Eran cenas especiales, en las que cada uno traía algún tipo de atrezzo según la temática. Fue en estas cenas donde Manu y yo fuimos conociéndonos mejor y construyendo una buena amistad. 

A nivel profesional, después de ocho años en una startup británica, me vi en un momento de búsqueda tras su quiebra. Aunque tenía ofertas de multinacionales y consultoras, mi verdadera inquietud era crear algo propio, un proyecto que me apasionara de verdad. Justo en ese momento, Manu estaba terminando de construir su Smart Home y se encontró con un desafío: no encontraba ninguna solución de domótica que le convenciera. Así que, siendo muy curioso y autodidacta, decidió hacerlo él mismo. Se formó y se convirtió en su propio instalador. 

Cuando Manu terminó su casa, el interiorista quedó bastante impresionado con el resultado y le propuso que lo ayudara con otros clientes. Fue entonces cuando decidió lanzarse a esta nueva aventura. Y en una de nuestras cenas, hacia el 2016, me lo comentó y me emocionó muchísimo la idea. Vi un gran potencial en el mundo de la domótica, que estaba en una etapa muy, muy, inicial, y con muchas oportunidades por delante. Y así fue como comenzamos a dar forma a Alfred. 

2. Es evidente que al iniciar un proyecto de esta magnitud, comienzas con mucho entusiasmo y emoción. ¿Pero también con miedo? 

Sin duda, hay mucho miedo. En mi caso, tras la quiebra de mi anterior empresa, me quedé sin ingresos durante tres meses, y eso fue una experiencia súper desgastante. Después de eso, estuve en paro durante dos años, cobrando solo 900 euros al mes a los 32 años, viviendo en casa de mis padres y con el coche parado en el garaje porque no podía permitirme moverlo (risas). Mientras veía a mi alrededor cómo otros compraban casas y comenzaban nuevos proyectos, yo apostaba por algo incierto.

Pero en medio de toda esa incertidumbre, me pregunté: «¿Por qué lo hago?». Para mí, se trataba de demostrarme que podía construir un proyecto propio que me permitiera ganarme la vida. Y Manu y yo compartíamos esa misma visión: crear algo mejor y más significativo. La clave fue estar alineados en nuestras motivaciones, y eso nos impulsó a unir fuerzas

«Lo que más nos motiva es la emoción de lo que está por venir y el deseo de construir algo significativo junto con todo el equipo.»

Desde el principio, supimos que queríamos hacer las cosas de manera orgánica, optando por un modelo bootstrap*, sin depender de grandes inversiones externas. A lo largo de este viaje, hemos enfrentado muchos desafíos. Y aunque nuestro crecimiento ha sido más gradual de lo que muchos esperaban, ahora somos casi 60 personas en el equipo. Cada obstáculo nos ha enseñado a adaptarnos y a buscar nuevas oportunidades, y aunque hemos recorrido un largo camino, seguimos creyendo que esto apenas comienza. Lo que, sin duda, más nos motiva es la emoción de lo que está por venir y el deseo de construir algo significativo junto con todo el equipo. 

3. ¿Cómo surgió la idea de negocio y de asociarte con Manu? ¿Cómo supiste que seríais buenos compañeros? 

La verdad es que no teníamos claro si seríamos buenos compañeros, creo que eso nunca se sabe al principio. Manu es una persona única y con un talento único; siempre dice lo que piensa sin filtros, tiene un corazón enorme y es de las mejores personas que he conocido. Y ambos compartimos la idea de que la suerte no existe

Aunque Manu y yo nos conocíamos de manera más informal, descubrimos que nos complementamos bien. Lo mejor de nuestra relación es que somos directos, nos decimos las cosas a la cara y resolvemos nuestras diferencias rápidamente. Hoy, confío 100% en él.

4. ¿Cómo os complementáis en el trabajo diario? ¿Qué crees que aporta cada uno a la empresa? 

Manu dice que «Dani sueña y Manu lo hace realidad» (risas). Y es una descripción bastante acertada. Yo me enfoco en la parte estratégica, la visión del mercado y el desarrollo del producto, mientras que él se encarga de la operativa, las finanzas y las operaciones. Como comentaba, nos complementamos perfectamente: yo propongo ideas e identifico oportunidades. Sin embargo, las ideas son solo eso sin una buena ejecución, y ahí es donde entra Manu. Él no para; se esfuerza al máximo y pone toda su energía en cada reto. Juntos logramos convertir simples ideas en realidades tangibles. Es una dinámica que funciona a la perfección.

5. ¿Qué le dirías a alguien que acaba de unirse a Alfred Smart?  

Primero, ¡bienvenido! (risas). Y gracias por confiar en el proyecto. Creo que aquí encontrarán un equipo humano excepcional, con mucho talento. Fomentamos un ambiente juvenil y dinámico, porque para crecer necesitamos personas con ganas de aprender y aportar. Así que, también, les diría que se preparen para enfrentarse a muchos retos y desafíos. Hay muchas cosas por hacer y cierto desorden —incluso caos— que hay que organizar. Este es, en resumen, el reto que tenemos por delante. 

Daniel Batlle - Alfred Smart
Daniel Batlle, key speaker en Rebuild, 2023.

6. En 2017 Alfred contaba con 4 personas trabajando. Ahora, 7 años después, son casi 60 personas. ¿Cómo manejas la presión y responsabilidad de ser el CMO de una empresa en crecimiento?  

La verdad es que no creo que exista una fórmula mágica para gestionar la presión. Ojalá existiera (risas). Aquellos que me conocen dicen que tengo la piel dura. Pero, lo cierto es que también hay veces que salgo de la oficina preocupado y me levanto con la misma sensación. Sin embargo, he aprendido que la emoción influye en mis decisiones; tomar decisiones difíciles cuando estoy cansado no es lo ideal. Y es que por la noche, los problemas parecen enormes, pero por la mañana, con energías renovadas, los veo de otra manera y me siento más capaz de afrontarlos. 

A pesar de los momentos difíciles, Manu y yo siempre tenemos preparados varios planes, desde el A hasta el Z. La ejecución es clave, y Manu es increíble en eso; hace verdaderos malabarismos para que todo funcione. Sí me preocupa fallar a mi equipo, pero creo firmemente que aún tenemos mucho por delante. Y me tranquiliza saber que hay mucho talento en Alfred y que cada Alfrediano y Alfrediana tiene un gran impacto aquí. 

7. ¿Practicas algún estilo de liderazgo en concreto? Si es así, ¿por qué crees que es efectivo? 

Mi enfoque de liderazgo se centra en sacar lo mejor de cada persona en el equipo. Quiero que todos se sientan realizados, acompañados y desafiados, sin que el miedo los paralice. Creo firmemente en la filosofía del «fail fast, fail often»: hay que cometer errores rápido y aprender de ellos. En Alfred, el error no se penaliza; lo que buscamos es que la gente se atreva a experimentar y a hacer cosas nuevas. Si no estás fallando, es que no te estás exponiendo ni creciendo. Eso sí, una vez que aprendes de un error, asegúrate de no repetirlo. 

«En Alfred, el error no se penaliza; lo que buscamos es que la gente se atreva a experimentar y a hacer cosas nuevas. Si no estás fallando, es que no te estás exponiendo […]»

También, el salario y las condiciones económicas son importantes, y trabajamos constantemente para mejorar eso. En los últimos tres años, hemos logrado que casi un 30% de nuestro equipo gane más que la persona que tenía el salario más alto cuando arrancábamos en Alfred. Nos esforzamos por asegurarnos de que todos tengan un entorno que les permita vivir cómodamente. Quiero que todos en Alfred crezcan juntos, y que, con suerte, este esfuerzo nos lleve lejos, incluso hasta la jubilación.

8. ¿Qué consejo le darías a tu yo más joven al inicio de tu carrera empresarial?  

Esta pregunta es complicada porque siempre hay margen para mejorar. Pero creo que lo más importante es no dejarse paralizar por el análisis. Probar es esencial. Por ejemplo, cuando salió el iPhone en 2007, yo quería ponerme a desarrollar apps con un par de amigos, pero me di cuenta de que no éramos el equipo adecuado y que yo tampoco era lo suficientemente maduro profesionalmente para hacerlo. Porque, a veces, el momento también importa

Y es que antes de Alfred, probé varias cosas, aunque nunca me lancé al 100%. Muchos empresarios exitosos inician varios proyectos antes de encontrar el adecuado, y eso es parte del proceso. Mi consejo sería que no te detengas por el miedo al fracaso. Toma decisiones, sigue tu instinto y no te preocupes si algo no funciona. Aunque pueda parecer que pierdes tiempo, lo que aprendes en esos años es invaluable y te transforma. La sociedad a menudo valora los logros tangibles, pero creo que en tus veinte es crucial probar y experimentar. Cuanto más te expongas a nuevas situaciones, más crecerás como profesional.

9. ¿Cuál ha sido el momento más gratificante de tu carrera hasta ahora? 

Creo que eso todavía está por llegar (risas), y eso dice mucho de mi ambición. He tenido muchísimos momentos en los que me he sentido muy orgulloso de nuestro equipo. Y cada día trae nuevas historias. Y, aunque hay preocupaciones, lo que más me llena es ver cómo hemos ayudado a algunas personas a reencontrarse con su carrera profesional. Es gratificante saber que les hemos dado un espacio para demostrar su potencial, y muchos están tan motivados que se esfuerzan al máximo… A veces, incluso tengo que recordarles que esto es una maratón, no un sprint (risas). En definitiva, saber que hemos impactado positivamente en las vidas de otros es lo que realmente me motiva

10. ¿Dónde te ves a ti mismo y a Alfred Smart en los próximos diez años? 

En diez años, tendré 50 años, ¡heavy! (risas). Tengo una estadística en mente que dice que muchas empresas alcanzan su máximo a los 15 años. Nosotros llevamos 7 años, así que en unos 8 años más llegaremos a ese punto crítico. Me imagino en el futuro con una gran sonrisa, rodeado de un equipo contento, todos con buenos sueldos y orgullosos de lo que hemos logrado juntos

Espero que, en diez años, cada miembro del equipo tenga una historia increíble que contar. Cada buena historia tiene un inicio, un desarrollo complicado, pero siempre termina con un desenlace satisfactorio. Estoy seguro de que nuestra historia también tendrá un «happy ending» que nos hará sentir muy orgullosos de todo lo que hemos conseguido. 

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«Sopar de senyors», 2016: Manu a la izquierda y Dani a la derecha.

A lo largo de esta entrevista, Dani nos ha ofrecido una mirada sincera sobre su trayectoria en Alfred Smart, revelándonos cómo la pasión y la determinación son clave para enfrentar los desafíos del crecimiento empresarial. También, su enfoque en el aprendizaje constante y el empoderamiento del equipo subraya la importancia de fomentar un entorno donde se valoren los errores como oportunidades de crecimiento.  

Gracias, Dani, por compartir tu experiencia y motivarnos a seguir avanzando en nuestras propias trayectorias, recordándonos que cada paso cuenta. 


*Bootstrap: Método de financiación en el que los fundadores utilizan sus propios recursos, como ahorros o ingresos generados por la empresa, para financiar el crecimiento del negocio sin depender de inversiones externas.