Entrevista a Cristian Bautista, Backend Developer Senior en Alfred Smart

Cristian Bautista - Backend

Conocer a Cristian es descubrir a un profesional que se dedica con una gran pasión a la programación. Desde que se incorporó a Alfred en mayo de 2022 como Senior Backend Developer, ha demostrado compromiso y dedicación en cada proyecto que trabaja. 

En esta entrevista, Cristian comparte su perspectiva sobre los retos técnicos que afronta y los valores que influyen en su día a día. Y es que su experiencia refleja que, en Alfred Smart, no solo se construyen soluciones inteligentes, sino también equipos con un fuerte espíritu de colaboración. 

1. Cristian, cuéntanos un poco sobre tu rol como Backend Developer Senior en Alfred. Para los que no están muy familiarizados con el desarrollo backend, ¿cómo explicarías lo que haces en términos sencillos? ¿Por qué es tan importante lo que ocurre “detrás de las cámaras” en un proyecto de tecnología? 

Yo siempre digo que programar a nivel de backend es como programar «al revés» del teclado o de la pantalla. Nos encargamos de procesar datos: el departamento de Frontend nos envía información y nosotros la transformamos según lo que Alfred necesite, ya sea para una reserva o cualquier otra función.  

Se puede decir que respondemos a peticiones con datos procesados. Y aunque nuestro trabajo no sea visible, es fundamental. Mientras que Frontend se ocupa de la estética, Backend es el motor que hace que todo sea dinámico. Esta flexibilidad es maravillosa, ya que permite cambiar configuraciones, sensores o imágenes con facilidad. No estamos atados a elementos estáticos; podemos modificar y adaptar constantemente. En esencia, el backend es lo que hace que todo sea fluido y adaptable

2. ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo diario? 

Lo que más me gusta es testear, revisar y asegurarme de que el código que hago funciona como debe. Para mí, el testing es esencial, porque te da esa tranquilidad de saber que todo está bien hecho. Como suelo decir, «un gran poder conlleva una gran responsabilidad», y en Backend esa responsabilidad es enorme. Si los tests están en verde, puedes dormir tranquilo; si hay un error, no hay descanso hasta solucionarlo. 

«[…] Creo que un gran poder conlleva una gran responsabilidad, y en Backend esa responsabilidad es enorme. Si los tests están en verde, puedes dormir tranquilo; si hay un error, no hay descanso hasta solucionarlo.»

Por eso, siempre trabajo con dos lemas muy claros: «o lo hago bien, o no lo hago», y «o lo hago con calma, o no lo hago». Creo que las prisas no son amigas del código, y para mí, el éxito está en hacer las cosas con cuidado y de la mejor manera posible

3. Cuando miras hacia atrás, ¿recuerdas qué fue lo que te llevó a elegir esta profesión? ¿Siempre supiste que querías dedicarte al desarrollo backend o fue algo que descubriste con el tiempo?

Te cuento. Desde muy pequeño, gracias a mi abuelo, tuve la suerte de tener un ordenador, y ahí comenzó todo. De niño, mi sueño era ser policía, mosso d’esquadra. Recuerdo que mi madre siempre me decía que no me metiera en eso, que lo dejara. También me atraía el mundo de la ciberseguridad. 

Entré en la Generalitat y estuve 8 años trabajando en algo completamente distinto a lo que hago ahora. Era vigilante en obras públicas, llegué a ser jefe. Y aunque tenía un trabajo fijo y estable, me di cuenta de que no me llenaba. Entonces, por las tardes, empecé a estudiar informática y me saqué dos grados superiores. 

Finalmente, tomé la decisión de dejar un trabajo fijo de por vida para dedicarme a lo que realmente me apasionaba desde niño: la programación. Y aquí estoy. Este cambio radical lo hice a los 27-28 años. Creo que en la vida hay que arriesgarse; y para estas cosas soy muy lanzado, muy valiente. No pensé en lo que perdía, sino en lo que iba a ganar. 

Todo lo que aprendí en administración, en burocracia, y en el trato con las personas, lo aplico ahora. Todo eso me ha servido para crecer y hacer mi trabajo de una manera más completa y enriquecedora. 

4. Me han contado que has estado ayudando mucho a los nuevos compañeros que se han incorporado. ¿Qué te ha motivado a echarles una mano en sus primeros pasos? 

La verdad es que no quiero que pasen por lo que yo pasé cuando empecé en el sector. Cuando llegué a este mundo, había muchas cosas que no entendía y, sinceramente, sufrí un poco. Por eso, me gusta sentirme como un hermano mayor para ellos, para que no tengan que vivir esa misma presión o esas prisas que mencionábamos antes. 

Sé que hay mucha presión para sacar los proyectos adelante rápido, especialmente en backend, pero los nuevos compañeros son juniors y necesitan tiempo para asentarse. Ayudarles a tener un buen onboarding, a que se sientan tranquilos y seguros, es fundamental para que puedan crecer con confianza. Claro, pueden cometer errores, todos los cometemos, y está bien. Lo importante es que aprendan de esos errores con calma y sin presiones innecesarias. 

Me alegró mucho que Luis —head del departamento de Backend— pensara en mí para formarlos. Cuando yo entré a Alfred, pedí un onboarding de calidad y tuve la suerte de contar con grandes mentores como mis compañeros Ibán y José Peñín, quienes fueron clave en mi formación. Y junto con María, me dieron un apoyo increíble, incluso en momentos difíciles, y me ayudaron a crecer tanto profesionalmente como personalmente. Por eso, ¿cómo no iba a hacer lo mismo por los demás? Quiero darles lo mismo que ellos me dieron, porque no quiero que pasen por lo que yo pasé cuando comencé. Es un gesto que viene de lo que aprendí de ellos y que ahora me gustaría transmitir. 

5. De todos los proyectos en los que has trabajado aquí en Alfred, ¿hay alguno que recuerdes con especial cariño o del que estés más orgulloso?  

¿Conoces nuestro producto «reserva de espacios»? Pues, me considero el padre (risas). Lo desarrollamos junto con el equipo de Producto, principalmente con mis compañeros María y Carlos, y aún seguimos mejorándolo. A nivel de backend, me considero el creador de ese sistema

Fue un proyecto muy complejo desde el principio. María me proporcionó unos requisitos súper detallados, lo que hizo todo mucho más claro desde el inicio, y teníamos bien definido lo que queríamos lograr. El producto salió al mercado en diciembre de hace dos años y, sinceramente, es un éxito

Lo que más me sorprende es ver hasta dónde hemos llegado con «reserva de espacios». Es un producto gigante, con mucha demanda, y constantemente nos piden nuevas funcionalidades. Así que, me llena de orgullo ver cómo ha crecido y lo que esto significa para Alfred Smart. 

6. Todo el mundo habla maravillas de ti, no solo como profesional, sino también como persona. ¿Qué crees que es lo que más valoran de ti tus compañeros?  

Esta pregunta es complicada (risas). Creo que lo que más valoran de mí es mi transparencia. Soy de los que prefieren decir las cosas como las pienso, siempre desde el respeto. He aprendido, incluso haciéndome mi propio “coach”, a expresar lo que siento en cada momento, porque creo que es importante ser honesto, pero también saber cómo comunicarlo. Hay momentos en los que ser directo es necesario, y trato de hacerlo de una manera constructiva. 

Además, creo que mis compañeros confían en mí porque saben que siempre voy de frente, que pueden contar conmigo. Y es que para mí la confianza es fundamental. También estoy muy agradecido de tener grandes amigos aquí en Alfred. Estoy muy contento con las personas que forman parte de este equipo. 

7. ¿Cómo es el proceso creativo y técnico cuando afrontas un nuevo proyecto o cuando tienes que resolver un problema complicado en backend? 

Lo primero que hago es mirar las «musarañas» (risas). A veces me quedo mirando al techo pensando, y si no se me ocurre nada, salgo a la terraza a dar vueltas y pensar en una solución, que a veces surge y otras veces no. Me ayuda mucho desconectar, porque muchas veces, cuando estoy más relajado o en modo zen, es cuando aparece la solución. Incluso me ha pasado que me viene la idea mientras duermo, ahí es cuando me levanto, la anoto y me pongo a resolverlo justo en ese momento. 

Suelo empezar con un papel y un bolígrafo. Si la inspiración llega en un momento inesperado, como mientras me tomo una cerveza, lo apunto rápido para no olvidarlo (risas). En backend, lo que más me gusta es la sensación de crear cosas desde cero. Es algo increíble, porque pasas de una idea a algo que realmente funciona y aporta valor. Es un proceso que disfruto mucho y que me motiva a seguir aprendiendo cada día. 

8. A veces hay facetas personales que no todos conocemos. ¿Tienes alguna pasión o hobby que crees que sorprendería a quienes no te conocen tan bien?  

Soy un auténtico friki de Dragon Ball (risas). Colecciono figuras de la serie, y todo empezó porque Dragon Ball no es solo un anime para mí, sino que realmente es algo que marcó mi vida. En un momento difícil, cuando atravesaba una etapa un tanto depresiva, la serie me ayudó muchísimo. Los valores que transmite son increíbles: la importancia de la familia, los amigos, el sacrificio, el ayudar a los demás, y sobre todo, la capacidad de levantarte incluso en los peores momentos. Y es que aunque sea un anime de lucha, siempre luchan por un motivo: proteger la Tierra, cuidar a los suyos, superarse. Esos mensajes calaron en mí y los llevo conmigo desde entonces. 

Todo esto me llevó a empezar a coleccionar figuras. ¡Y ahora tengo casi 50 figuras! Mi pasión por el anime incluso me animó a viajar a Japón hace un tiempo. Fue un viaje increíble. Estuve allí dos semanas, en parte para conectar con esa cultura que tanto me inspira. Además de Dragon Ball, me encanta viajar, y cada vez que puedo, organizo una escapada, a veces en solitario. Es una forma de recargar energías y seguir disfrutando de las cosas que me apasionan. 

9. En esta profesión, los desafíos son constantes. ¿Hay algún reto reciente que hayas superado y del que te sientas especialmente satisfecho? 

Superar los desacuerdos que pueden surgir en el día a día (risas). A veces, pueden surgir situaciones intensas, especialmente cuando nos importa mucho lo que estamos haciendo. Entonces, para mí, el reto ha sido no dejar que esas situaciones afecten mi ánimo por mucho tiempo. 

En esos momentos, suelo apoyarme en lo que he aprendido a lo largo de los años. Mi paso por la Generalitat, por ejemplo, me enseñó a ver las cosas con perspectiva. Y, por supuesto, aquí en Alfred tengo compañeros increíbles que siempre están dispuestos a escuchar y a darme un consejo. Esa red de apoyo hace que sea más sencillo superar cualquier desafío, por grande que parezca. 

10. Para ti, ¿cuál es el mayor valor que aporta tu trabajo a Alfred y a nuestros clientes? ¿Cómo te sientes sabiendo que lo que haces impacta en la vida de tanta gente? 

Para mí, es un orgullo enorme que tantas personas utilicen el sistema de reservas de espacios, un producto en el que, como he contado, he trabajado con muchísima dedicación.  

«Lo que más me motiva es ver el impacto de algunos de nuestros productos. Me gusta que lo usen, y aunque suene extraño, también me gusta que se quejen porque eso significa que a la gente le importa.»

Así que lo que más me motiva es ver el impacto que está teniendo este producto. Me gusta que lo usen, y aunque suene extraño, también me gusta que se quejen porque eso significa que realmente se está usando y que a la gente le importa. Esos comentarios son valiosos porque nos permiten seguir mejorándolo. He trabajado en muchos proyectos a lo largo de mi carrera, pero sin duda este es el que más me llena de orgullo, porque sé que está marcando una diferencia tanto para Alfred Smart como para nuestros clientes. 

11. Por último, si pudieras imaginarte en unos años, ¿qué te gustaría haber logrado?

Me encantaría verme liderando un equipo de IT, ayudando a impulsar nuevos proyectos y compartiendo lo que he aprendido con los demás.  

Incluso he pensado en cosas muy diferentes, como lo de mosso d’esquadra, aunque por edad lo veo más complicado (risas). Lo importante para mí es seguir aportando valor y disfrutando del camino, porque siempre estamos a tiempo de reinventarnos


A lo largo de esta entrevista, Cristian nos ha ofrecido una mirada íntima a su trayectoria. Desde liderar la creación del sistema de reserva de espacios hasta ser un mentor para los nuevos talentos, Cristian ha dejado claro que su enfoque no es solo técnico, sino profundamente humano. 

Sus palabras nos inspiran a no temer a los retos, a buscar siempre soluciones creativas y, sobre todo, a recordar que incluso las pasiones más personales pueden ser fuente de aprendizaje y resiliencia. ¡Gracias Cristian!